El fenómeno conocido como “rostro Ozempic” está impulsando un auge notable en la cirugía y los tratamientos estéticos en 2025. Este término hace referencia a los cambios faciales que sufren muchas personas tras perder peso rápidamente con medicamentos como Ozempic (semaglutida), originalmente aprobado para la diabetes tipo 2 pero ampliamente recetado para el control de peso. La pérdida acelerada de grasa subcutánea, especialmente en personas de mediana edad o mayores, puede llevar a un aspecto facial más envejecido y flácido—con mejillas hundidas y piel menos tersa—lo que ha motivado a muchos a buscar ayuda en la medicina estética.
Los dermatólogos y cirujanos plásticos reportan que cada vez más pacientes solicitan tratamientos como:
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Rellenos dérmicos inyectables: para restaurar el volumen facial perdido y devolver al rostro una apariencia joven y fresca.
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Lifting facial y de cuello: para tensar la piel flácida y corregir el descolgamiento acentuado por la rápida disminución de grasa facial.
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Transferencia de grasa: procedimiento que utiliza la propia grasa del paciente para redensificar ciertas áreas del rostro y ofrecer un resultado más natural.
Los expertos destacan que esta tendencia refleja también el auge de resultados más naturales: se buscan mejoras sutiles, manteniendo las expresiones faciales y evitando transformaciones radicales. Los tratamientos suelen planificarse de manera integral y personalizada, a menudo combinando rellenos temporales con técnicas de bioestimulación o lifting mínimamente invasivo.
Además, la “cara Ozempic” ha generado debate entre profesionales de la salud, quienes subrayan la importancia de perder peso de manera gradual y supervisada. La pérdida excesivamente rápida, además de impactar la imagen, puede ocasionar deshidratación y desequilibrios metabólicos, y la indicación de estos fármacos debe ser estrictamente médica, con seguimiento adecuado.
En resumen, la popularidad de Ozempic y similares ha provocado un aumento visible en las consultas de medicina y cirugía estética facial, enfocadas en restaurar la armonía y juventud del rostro tras la pérdida de peso acelerada. La tendencia para 2025 destaca la integración de salud y belleza, velando por el bienestar físico y emocional de quienes atraviesan transformaciones corporales notables.